Algo que nos preguntamos muy a menudo como padres cuando se acerca un cumpleaños, la navidad, o simplemente queremos comprar algo es ¿qué le podemos regalar?, ¿qué le gustará? , ¿A qué le hará caso? Lejos de que sea un juguete atractivo, que nos guste a nosotros… Lo que realmente deberíamos preguntarnos es ¿cómo es mi hijo en este momento?, ¿qué necesidades tiene?, ¿qué disfruta haciendo?… Es posible que algunas de esas preguntas sean fáciles de responder, pero puede que otras no tanto. Por otro lado deberíamos ser capaces de analizar también el juguete ya que no todos los juguetes son iguales ni permiten un juego de calidad.
Aquí os voy a proponer sobre todo juguetes abiertos ya que tendemos a ofrecer juguetes a los niños que no fomentan su imaginación. Cuantas menos cosas haga un juguete, más activo será el juego. Voy a proponer juguetes que tienen muchos usos, que los límites los marca la imaginación del niño, evitando aquellos que solo permiten ser usados “como pone en la caja”. A modo de ejemplo, imaginaos que le ofrecemos a un niño una ambulancia de juguete que anda sola, tiene luces y hace sonidos sola ¿Qué es lo que tiene que hacer el niño con ese juguete? Su papel pasa de ser activo en el juego, a pasivo, un mero observador de un juguete, ya no es su voz la que imita la sirena cuando él quiere, ya no es su cuerpo el que mueve la ambulancia de la forma que se imagina en su historia… Es el juguete el que domina la situación y precisamente es mediante el juego una manera de que los niños sean los protagonistas de su historia.
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