El Chupete
El chupete es, en los primeros años del niño, su gran amigo. Favorece la musculatura orofacial, la formación del paladar y alivia tensiones. Si bien, a partir del año, la succión no es tan básica ya que la exploración de todo lo que le rodea hace que la boca tenga que estar liberada para que conozca y aprenda las características de lo que tanta atención le llama, además de empezar a “estorbar” para esas primeras palabras que tanto nos emocionan <<papá>> y <<mamá>>.
A partir de los 2 años es aconsejable ir retirándoselo. Aunque nos cueste reconocerlo, nuestro bebé crece y el chupete empieza a no ser nuestro aliado.
- Ya que aumenta el babeo.
- Dificulta un buen desarrollo del lenguaje. El chupete se convierte en un “tapón” en su boca que hace que no se le entienda y que tenga un lenguaje mucho más infantil.
- Puede afectar a la boca pudiendo derivar (en casos muy llamativos en los que se les deja el chupete más mayores) en una mordida abierta por el hábito lingual del chupete o en degluciones atípicas (es decir, que al tragar, no coloque la bien la lengua y que haga una presión sobre los dientes lo que deforma el paladar); aunque lo más frecuente es que, por el lado de la boca por el que succionan, se tuerzan los dientes.
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