TDAH: A menudo nos encontramos con que llegan niños a Emotiva con la etiqueta de la hiperactividad. Está demasiado generalizado que cuando un niño es inquieto, un poco más nervioso, movido, despistado… se tiende a decir que es hiperactivo, tanto desde la familia, como por parte de los profesores.
Los niños tienen una necesidad innata de movimiento, integran aprendizajes desde la experiencia multisensorial, son curiosos y el cuerpo les ofrece mucha información acerca de su entorno.
A medida que el niño va creciendo esa necesidad física de movimiento se va calmando, aunque no existe un patrón fijo. Cada niño madura de una forma particular y va desarrollándose en función de sus características personales, de ahí que unos sean más inquietos que otros, o despistados… a los adultos también nos pasa.
Por eso es importante diferenciar entre niños inquietos, de los que tienen déficit de atención, y aquellos que tienen un trastorno específico y requieren diagnóstico, intervención y seguimiento.
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