La autoestima es la valoración sobre uno mismo. Esa valoración es el resultado de una construcción personal que tiene lugar durante la infancia y la adolescencia. Nadie nace con alta o baja autoestima, sino que construyen su autoestima durante los primeros años de vida, y así asientan las bases para futuras reformulaciones. La autoestima se construye en el seno de la relación con los demás, siendo las figuras más cercanas las más influyentes en la construcción de la autoestima. La valoración que el niño/a percibe por parte de los demás, las experiencias en relación a su persona en el seno de la interacción, la interpretación que hace de los juicios y de las experiencias y como se siente con los mismos son los factores que van a determinar la autoestima.
Nuestro papel en la construcción de su autoestima.
El niño/a va a ser consciente de nuestro modo de valorarle, tendrá además ciertas vivencias y experiencias en las que interpretará valoraciones y experimentará emociones relacionadas con dichas valoraciones. Es decir, nuestro papel en la construcción de su autoestima tiene una doble implicación:
- Por un lado lo que les decimos, o como les transmitimos la valoración que hacemos de ellos, de un modo consciente.
- Por otro lado las vivencias, en las que sin darnos cuenta estamos transmitiendo una valoración concreta al niño/a.
Esta doble implicación resulta crucial en la construcción de la autoestima del niño, ya que con nuestros actos conscientes e inconscientes podemos alimentar o minar la autoestima del niño/a. Es muy importante prestar atención a nuestros actos y nuestras palabras para no dañar la autoestima de nuestros niños y niñas.
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