Unos tienen miedo a la oscuridad, otros a los perros, a “monstruos y fantasmas”… Se trata de niños pequeños, de 3 a 5 años. Suele ser frecuente que los padres se encuentren con esta situación en sus hijos.
Que un niño pase por épocas en las que siente miedo es algo habitual: miedo a la oscuridad, miedo a separarse de sus padres a la hora de dormir, miedo a los ruidos fuertes, a las tormentas, a fantasmas y animales… la lista puede ser interminable.
De manera muy breve intentaré facilitar algunas orientaciones generales para actuar:
1º. Identificar el miedo. En primer lugar, deben identificar a qué le tiene miedo el niño o al menos, concretarlo lo más posible. ¿Qué es lo que le da miedo?
2º. Reaccionar adecuadamente. No es recomendable ridiculizar su miedo o no prestarle ninguna atención con evasivas. Tampoco es adecuado el polo opuesto, de mostrarse excesivamente protectores y compasivos. Acoger con seguridad su temor y ayudarle a afrontarlo.
3º. Informar y explicar. Muchos niños tienen miedo e inseguridad cuando llega la hora de dormir porque se separa de sus padres y no tiene capacidad de anticipar lo que viene después. Si le anticipamos lo que ocurre durante la noche, como es que dormimos, pero que después vuelve a ser de día, quizás se serene más. Algunos padres han probado a explicarles a los niños cómo funciona la noche con una pelota que representa la Tierra y una linterna que representa el Sol; de esa manera se han podido tranquilizar más. Otros niños tenían miedo a los perros: los padres le han dado información sobre estos animales, han visto fotos de perros, cómo acercarse a ellos, cómo captar las señales que emiten con su rabo… Otros padres utilizan cuentos o historias inventadas.
4º. Acompañarlos a las situaciones. Si un niño tiene miedo a la oscuridad, puede pasear cogido de la mano de su papá o su mamá por la casa con las luces apagadas, para sentir que no ocurre nada y para sentirse más seguro. Aproximarse a lo que da miedo con la seguridad de los padres también puede ayudar.
5º. Evitar situaciones de riesgo. Por último, es conveniente evitar determinadas situaciones que pueden dar miedo a los niños, especialmente ver determinadas películas o programas de televisión.
Sólo en el caso de que el miedo del niño sea prolongado y le impida funcionar normalmente tendrían que plantearse consultar a un especialista.
Por Jesús Jarque para el Portal educapeques
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