En determinadas etapas del desarrollo los niños comienzan a decir palabrotas. Las palabras malsonantes y con sentido despectivo tienen su atractivo para ellos y suelen repetirlas aunque no sean muy conscientes de su significado pleno.
En algún momento todos los niños dicen alguna palabrota, saben que no está bien dicho, pero aun así tienden a repetirlas. Decir palabrotas les hace sentir mayores, es un tipo de rebeldía que les resulta irresistible. Para las familias las palabrotas dichas por los niños pueden convertirse en un desagradable problema difícil de solucionar.
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